jueves, 20 de noviembre de 2008

Adiós, Adiós


Pluma Urbana
Edgar León


Son las 6:30 de la tarde, el ocaso comienza a caer en la ciudad de San Francisco de Campeche.
El cielo se empieza a llenar de la espesa noche. Conforme los minutos pasan este cinco de Noviembre empieza a morir.
Pareciera un día normal, pero en la atmosfera de la ciudad de las murallas se vislumbra algo diferente.
Melancolía, Dolor, Consternación se respira en el ambiente.
Hace dos días México entero sucumbió a causa de la extraña muerte del segundo hombre más importante de México, el naturalizado Campechano, ex Secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño en un accidente aéreo, en este día, este cinco de noviembre sus cenizas fueron trasladadas desde la ciudad Capital para dar el último adiós de este personaje, en la Santa Iglesia de Catedral. En el aeropuerto de la ciudad desde las cuatro de la tarde en el Hangar federal hay intenso movimiento.
Los minutos de este día continúan. Rayan las 6:45 de la tarde y algunos tramos de las calles 10, 8 y 51 empiezan a ser cerrados por elementos de la Secretaria de Seguridad Pública, vallas evitan que los vehículos puedan ingresar a la zona cercana a la iglesia de Catedral.
En lo que las manecillas del colosal reloj de este recinto religioso avanzan, cientos de personas se empiezan a congregar en todo el parque principal y en los alrededores de Catedral para escuchar la celebración litúrgica para pedir a Dios por el alma del Máximo representante del Panismo Campechano, en los últimos dos años.
La conglomeración conforme transcurren los minutos es mayor, aquí los colores y los partidos fueron lo de menos. La tragedia que marco el fin de Juan Camilo ¡no era para más!, impacto a propios a extraños y, aún a sus adversarios políticos y conocidos del PRI, se les pudo ver en la ceremonia como fue el caso de Raúl Pozos Lanz, José Ángel Paredes, Carlos Felipe Ortega Rubio, Jorge Luis Gonzales Curí, entre otros más.
Rayaban ya las 7:15 de la noche, los bajos de la Catedral se encontraban repletos de personas en un sepulcral silenció; el mismo, que fue roto por la llegada de la Suburban del Gobernador de Campeche, Jorge Carlos Hurtado acompañado de su esposa María del Carmen Moreno de Hurtado, quien al arribar al sitio descendió rápidamente, atravesó el mar de gente, esquivo a los medios de comunicación e ingreso hasta las bancas de delanteras del templo católico.
Posteriormente, llego la hermana menor del ex secretario de gobernación Juan Camilo Mouriño. En sus brazos una fotografía tamaño gigante del ex funcionario que aprisionaba fuertemente. Su rostro estaba bañado en lágrimas. Camino rápidamente cuando descendió de su vehículo, cabizbaja ascendió las escaleras en medio de la muchedumbre, y se coloco cercana a algunos familiares en la parte cercana al pórtico parroquial.
Afuera, la expectativa continuaba en espera de las cenizas del ex funcionario. El reloj ya marcaba las 7:30 de la noche cuando las intensas campanadas del reloj de la iglesia rompieron el sombrío mutismo.
El coro inicio luego de esto con la entonación de música sacra. Las voces emergían desde el costado del atrio principal donde esperaba el Obispo Monseñor Castro Castro, a la par de cinco párrocos más.
El tiempo parecía transcurrir lentamente. Hasta que finalmente eran las 7:50 de la noche cuando tres Suburban blancas arribaron a las afueras de la iglesia de la catedral, los Padres y esposa del ex Secretario de Gobernación y sus cenizas habían llegado. Los medios de comunicación rápidamente buscaban el modo de acercarse. Ellos parecían no mirar a los cientos de personas que estaban alrededor. Los empujones se dieron por algunos elementos de seguridad a la prensa para evitar incomodarlos. Aún así no hubo disturbios.
En primer termino bajo la Madre de Juan Camilo, en sus manos el último recuerdo de su vástago, sus cenizas, tras ella su esposo, ambos iban destrozados. Tras ellos el hermano del ex secretario de Gobernación, y casi perdida entre los guardias de seguridad, la esposa y los hijos del fallecido político. La mujer no levanto el rostro, pero las lagrimas eran notables, compungida avanzaba a la par de sus pequeños, quienes desconcertados y tristes seguían a su madre. Antes de ingresar a la iglesia la madre de Juan Camilo se detuvo, espero a su nuera, en la puerta principal de Catedral le entrego las cenizas del extinto funcionario e ingresaron al templo entre canticos de suplica y oraciones.
Monseñor Castro Castro, inicio la homilía, los rezos y las plegarias eran acompañadas por el dolor. El Máximo jerarca del clero católico destaco las virtudes del ex secretario de Gobernación, como hombre y como político.
En las bancas principales del templo católico, los panistas abarrotaron los principales asientos. José Carlos Martínez León, Yolanda Valladares, Asunción Caballero May, Francisco Pórtela Chaparro.
Al concluir el ceremonial, las cenizas del que fuera el segundo hombre más importante del país fueron ingresadas a la cripta F-12 a un costado de la iglesia en una reunión mucho más personal y a la que solo ingresaron los familiares de Juan Camilo Mouriño, el Gobernador del Estado y algunas personas cercanas.
Eran ya las nueve de la noche con 15 minutos cuando la familia Mouriño abandono el lugar.
Mientras sus vehículos avanzaban las estrellas en el firmamento parecían iluminar más intensamente la bóveda celeste. El dolor y el luto se fundieron con el negro de la noche que vestía totalmente la ciudad de las murallas.